Dr. Mario Carballo de la Espriella
Colegio de Profesionales en Nutrición
En un mundo interconectado, donde las enfermedades crónicas son comunes, se observa una sobrecarga laboral, largos desplazamientos y hábitos alimentarios inadecuados que generan inflamación silenciosa, se olvida un sistema esencial: el digestivo.
Es importante no solo enfocarse en el corazón, el cerebro y el peso, sino también en el proceso fundamental que los sustenta, que es la salud digestiva.
La digestión no es solo otra función del cuerpo. Es el núcleo del metabolismo. Actúa como un filtro que determina lo que entra en el organismo y lo que puede ser aprovechado por las células para alimentar, reparar, defender, regenerar, proporcionar energía y hasta eliminar residuos.
Comer rápidamente, consumir alimentos ultraprocesados ricos en grasas saturadas y azúcares refinados, ingerir demasiada sal y aditivos químicos, así como distraerse revisando redes sociales o estar estresado al comer, no solo interfiere en la nutrición, sino también afecta la salud.
Un mal funcionamiento digestivo impacta negativamente en la microbiota intestinal, que está formada por billones de bacterias beneficiosas que defienden al cuerpo.
Asimismo, afecta la producción de enzimas, debilita el sistema inmunológico y genera toxinas internas que circulan por el organismo ocasionando daños, muchos de los cuales podrían ser irreversibles. Estas toxinas perjudican la mucosa del sistema digestivo y abren la posibilidad a enfermedades que serían evitables con un estilo de vida consciente, balanceado y saludable.
Diversas enfermedades podrían prevenirse o mejorar gracias a una digestión adecuada. ¿Cómo alcanzarla? A través de una dieta equilibrada que incluya abundantes frutas, verduras, legumbres de diversas clases, semillas, huevos, lácteos, agua y porciones controladas de carnes, con énfasis en el consumo de pescado y pollo. También es crucial evitar los embutidos.
Una digestión adecuada no es solo una tendencia. Es el fundamento para llevar una vida plena, con energía y bienestar general. Cuando se comprende el funcionamiento del cuerpo, no se le castiga. Al contrario, se le escucha, se le nutre y se le fortalece para fomentar un estilo de vida saludable y ajustado a cada persona.
Con información de | Diarioextra.com
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